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Aprender en verano, fuera de la escuela

Aprender es un proceso permanente en la vida: nunca dejamos de hacerlo. Incluidos los niños y niñas durante la etapa estival quienes, a pesar de no ir a la escuela, siguen acumulando maravillosas experiencias en este periodo, tan importantes para su aprendizaje como lo es el propio colegio.

No en vano la ONU cuando prioriza la educación de calidad pone el acento en que esta es un proceso constante en el que intervienen muchos agentes. No solo los colegios. Y en la que entran en juego, por supuesto, la familia -aprender juntos en casa o a través de las experiencias vividas en el entorno familiar- así como por ejemplo las diferentes actividades extraescolares que puedan desarrollar tanto a lo largo del curso como durante el verano, los campamentos, etc…

Porque las vacaciones, sí, son tiempo de disfrutar y de divertirse, pero también de poder aprender cosas nuevas.


Como comentábamos en el anterior rango de edad, cuando llega el verano nos encontramos con la necesidad de conciliar la vida laboral y familiar. Y, si no cuentas con la opción de teletrabajar o de dejarles con personas de tu absoluta confianza, tendrás que buscar la manera más adecuada para que los pequeños puedan estar ocupados en alguna actividad en la que además de estar cuidados y protegidos también pueda reportarle beneficios.

Una opción muy cómoda, porque le supondrá una adaptación mínima, pueden ser las actividades veraniegas que ofrecen los propios colegios, porque estará con compañeros conocidos, caras conocidas y en espacios conocidos. Y, además el ambiente será otro muy diferente al habitual ya que el colegio se vestirá de verano y mostrará su cara más divertida con guerras de agua, juegos y salidas. En cambio si a tu peque le encanta conocer personas nuevas o disfrutar de nuevos ambientes un campamento de verano en otro cole o en alguna de las entidades que los ofrecen puede ser una gran oportunidad para conocer nuevos compañeros de juego, monitores, espacios… un reto adaptativo que le hará crecer un montón y que le proporcionará una gran experiencia de autonomía y libertad. Y al terminar la jornada laboral no hay excusa para no hacer cosas divertidas juntos.

Y como en verano ¡hay tiempo para todo! busquemos espacios en los que poder repasar de manera amena -sin agobios ni presiones- todo lo aprendido durante el curso.

En cuanto a viajar juntos puede suponer todo un reto porque no siempre puede resultar sencillo, pero tiene un montón de ventajas a nivel educativo. Los niños y niñas que viajan abren su mente a otros lugares, personas, comidas, lenguajes… de forma natural. Les mostramos un mundo que compartimos y en el que no somos el centro del universo; y ésa es una gran lección. Además pueden aprender a adaptarse a viajar -aunque sean viajes largos-, entretenerse solos cuando sea necesario -por ejemplo entre trayectos-, portarse bien ante determinadas situaciones y divertirse en muchas otras. Que se puede estar un ratito descubriendo cuadros o esculturas fascinantes en un museo y luego salir a correr por un jardín. Que es estupendo descubrir cosas nuevas y que donde está la familia, es donde está el hogar.

De 0 a 3 años
De 3 a 6 años
De 6 a 12 años
De 12 a 16 años

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