Asertividad.Bendito tesoro
La asertividad es una habilidad social esencial. Se trata de la capacidad de expresar las opiniones y emociones de manera apropiada y respetuosa con nuestro entorno favoreciendo de este modo el sano desarrollo de las relaciones personales.
La asertividad implica hablar con respeto, escuchar con atención y buscar soluciones positivas. De ahí la importancia de enseñar a los niños y niñas a ser asertivos ya que esta, además, les ayudará a establecer límites saludables, mejorar sus habilidades comunicativas y a desarrollar y potenciar su autoestima.
A estas edades, es importante destacar que la asertividad se vuelve una habilidad social esencial para la comunicación efectiva y la resolución de conflictos. Enseñar a los niños a ser asertivos -como hemos comentado en anteriores rangos de edad- significa capacitarles para que puedan expresar sus necesidades y deseos de manera clara y directa, sin herir los sentimientos de los demás ni ser irrespetuosos alentándoles, además, a expresarse con confianza y a escuchar atentamente a los otros.
Un truco bastante efectivo suele ser el uso del «yo» en lugar de «tú», ya que les ayudará evitar menciones directas hacia los demás así como a centrarse en sus propias necesidades. Además de 6 a 12 años también pueden aprender a hacer preguntas abiertas y a expresar sus deseos y necesidades de manera clara y respetuosa, utilizando enfoques como «me gustaría» o «preferiría». Trucos que podemos poner en práctica con ellos animándolos a utilizarlos en situaciones de la vida cotidiana.
También es importante que aprendan a expresar cómo se sienten exactamente, descubriendo las diferencias entre estar frustrado, desconcertado, molesto, nervioso, agobiado… ya que son matices que se ajustan a diferentes momentos y encontrar la palabra adecuada hará que las cosas sean más fáciles, no reduciéndolo todo a “enfado” o “tristeza”. Para ello podéis jugar a poner nombre a esos sentimientos y a expresarlos sanamente. Además, si nosotros los adultos reconocemos también habernos sentido así en más de una ocasión estaremos mostrándoles a los pequeños “solidaridad emocional” lo cual creará un clima de entendimiento, de comunicación efectiva y de un mayor control previo por su parte.
Junto a esto debemos de tener presente la idea de establecer una serie de límites en la comunicación. Ya que, bajo el lema de la sinceridad, no todo está permitido Podemos sugerirles que se muevan en “territorios saludables de relación”, en los que puedan expresar lo que piensan sin dañar a los demás ya que ser sincero no es incompatible con ser considerado, amable y buen amigo o amiga.
Reconocer sus avances, sus logros y sus habilidades construye una sana autoestima y les da ánimos para seguir adelante. Anímales a tomar sus propias decisiones, a asumir responsabilidades, a entender que todo lo que hacen tiene consecuencias -muy positivas a veces- y a que esto les fortalece, ya que les hace ser más autónomos y, por tanto, no tener que depender de los adultos para resolver aquellas cosas que pueden por sí solos.
Como comentábamos en el anterior rango de edad, fomentad un ambiente de escucha en casa para poder conocer qué esperan, qué quieren y qué desean, sin juicios o la expectativa de que digan lo que tú quieres escuchar. Es importante que se sientan seguros y capaces de expresar sus necesidades y sus deseos de manera asertiva. Y también que tú aceptes que pueden no coincidir con lo que tú deseas ya que si ejercitan la asertividad tendrán una imagen positiva de ellos mismos y, además, se sentirán seguros para poder defenderse y expresar sus necesidades. Porque aunque la asertividad no es una garantía a la hora de conseguir los objetivos aumenta la probabilidad de lograrlos y disminuye los conflictos.