¿Cómo gestionar el uso del móvil? ¿Cuándo se lo doy?
El teléfono móvil es una realidad que forma parte de nuestro día a día, y que está presente en nuestras vidas en todo momento. Por ello, si se han convertido en algo fundamental para nosotros, no debería extrañarnos que también se haya colado por completo en la vida de los niños y adolescentes, aunque a veces nos sorprenda y pueda resultarnos molesto e incluso amenazador.
En cualquier caso, de nada sirve apartarlos mediante decisiones impuestas de las nuevas tecnologías porque sería contraproducente y porque, nos guste o no, son nativos digitales y no entienden el mundo sin ellas. En realidad, somos nosotros los que nacimos fuera de esta nueva era, mientras que ellos van a estar rodeados toda su vida de aparatos móviles y acceso a datos e información que cambiará su visión del mundo, del conocimiento, del arte, de… ¡todo! Y ante esto, no nos queda otra alternativa que ser positivos: ayudándoles a entenderlo, a dosificarlo, a incorporar lo mejor que conlleva y a aprender a huir de lo peor.
En la sociedad en la que vivimos cada vez es más frecuente que los chicos tengan un smartphone a edades más tempranas y que incluso niños de Segundo o Tercero de Primaria, con siete u ocho años, tengan móvil.
Ante esto, las cuestiones que se plantean son ¿Es demasiado pronto para que niños tan pequeños dispongan ya de un smartphone? ¿Debería haber algún tipo de reglamentación al respecto? Como de momento no existe ningún tipo de regulación sobre a qué edad deberían los menores tener su primer smartphone, lo conveniente resultaría escuchar las recomendaciones de médicos y psicólogos y, por supuesto, apelar al sentido común de los padres ya que, no en vano, son los responsables de la educación y el estilo de crianza de sus hijos.
En la actualidad, en nuestro país, se calcula que 1 de cada 4 niños de 10 años disponen de un smartphone. Y que con 12 años ya son 3 de cada 4 los chicos que tienen uno. Los psicólogos recomiendan que la edad indicada para tener el primer smartphone debería ser entre los 12 y los 14 años, momento en que se inicia la pubertad o adolescencia, y que ciertas aplicaciones como WhatsApp o diversas redes sociales no sean utilizadas antes de los 15 o 16 años.
A ello hay que sumar que deberíamos controlar su uso con normas claras y firmes, para evitar que los niños pasen horas y horas expuestos a dicha tecnología, utilizando y consultando apps, juegos y páginas de Internet. Un uso excesivo de los móviles a estas edades puede causar adicción, déficit de atención, acceso a contenido no adecuado, sedentarismo o alteraciones del sueño si se utiliza antes de acostarse, ya que se ha demostrado que los smartphone y la tecnología producen una excitación del cerebro, entre otros.
Evidentemente, sin embargo, no todo es negativo. Con el móvil podemos buscar una información en el momento, como en wikipedia, desde quién es el personaje al que se le dedica una calle o responder sus miles de porqués y enseñarles a resolverlos y a querer saber más. Con el uso de la telefonía se trata de encontrar el equilibrio adecuado.