Destacar o pasar desapercibido…
Si la mayoría de personas, en contra de lo que la tendencia a “ser popular” que las redes sociales parecen indicar, prefieren mantenerse alejadas de los focos y observar. Entonces ¿Por qué, en muchas ocasiones, queremos que los pequeños destaquen? ¿Qué sobresalgan y brillen socialmente en sus talentos?
Como adultos responsables tenemos que tener en cuenta que muchos niños y niñas prefieren también mantenerse al margen. Tranquilos. Al igual que nosotros. Ya sea porque no necesitan demostrarle nada a nadie o porque eligen “andar su camino” sin llamar la atención.
Dicen que cuando los niños nacen pueden distinguirse ya los rasgos básicos de su temperamento, que serían, de alguna forma, innatos. Los hay activos e inquietos y otros más tranquilos y observadores. Evidentemente estos rasgos evolucionan y, según sea su interacción con el entorno, puede que se dulcifiquen o que se vean agudizados. La educación y la familia ayudarán a los pequeños a superar sus miedos o, en caso de que estos representen un peligro para su seguridad o su bienestar, a refrenar sus impulsos.
Así, veremos que hay bebés que descubren el mundo en primerísima persona, pidiendo paso, mientras que a otros les va mejor observando tranquilamente y disfrutando de momentos de juego en soledad. Aunque puede que también haya quienes sean las dos cosas y se adapten según las situaciones y las personas con las que se encuentren.
En cualquier caso el mejor consejo es dejar fluir siempre y no forzar las situaciones, aprovechando los momentos en los que el bebé se sienta especialmente contento para introducir novedades o para ayudarle a valorar la tranquilidad, a la vez que le animamos a descubrir el mundo que le rodea.