Educar siempre en positivo
Como padres, una de las tareas más difíciles e importantes que se debe afrontar largo de la infancia y adolescencia es educar a los hijos para que se conviertan en personas íntegras, comprometidas, felices y respetuosas.
Se trata, sobre todo, de tomar como referencia valores adecuados, aplicar el sentido común y ser constantes, mezclando amor, cariño y atención con firmeza y autoridad. Aunque a priori pueda parecer complicado, combinando todos ellos según sea necesario, se puede obtener casi la seguridad para conseguir que los niños y adolescentes crezcan felices y sean felices y, el día de mañana, adultos comprometidos y responsables.
El amor de los padres hacia los hijos es incondicional y esto es lo primero que hay transmitirles para educar en positivo.
Sean como sean los niños, les ocurra lo que les ocurra -en casa, en la escuela, con los amigos, etcétera- deben de tener presente que sus padres van a estar siempre a su lado, para apoyarles ante cualquieopciónr situación, adversidad o problema que surja y para ayudarles a solucionarlo de la mejor manera posible. Son parte de una familia y, como tal, en ella se comparten las vivencias del día a día, tanto las positivas como las negativas, para aprender y sacar conclusiones positivas y optimistas para la vida.
Es fundamental tener en cuenta que el lenguaje, va a ser siempre un gran aliado. Hay que evitar las malas caras, los silencios y, por supuesto, cualquier tipo de violencia. El lenguaje es un “arma maravillosa” que, utilizada de la forma adecuada, funciona en todas las situaciones.
Cuando hagan las cosas bien y les queramos felicitar, es genial utilizar frases como “nos sentimos orgullosos de ti” o “estamos muy contentos porque te has esforzado mucho”. Y éstas también les alientan, y les dan ánimos para continuar cuando las cosas no salen bien a la primera, o cuando se complican más de la cuenta. No pasa nada. Es normal y tienen que aprender que no todo sale siempre como nos gustaría. “Ya estamos un poco más cerca de conseguirlo”, “Sigue probando las veces que necesites”, son una buena opción … ya que de esta manera se pone énfasis en el valor del esfuerzo y se evitan pensamientos negativos del tipo “No voy a poder”.
Por último, las normas también pueden expresarse en positivo. En lugar de “Prohibido desordenar o prohibido ensuciar” es mejor un “Hay que tener las cosas ordenadas y limpias”. Y cambiar los “pero” por “y”. Se trata, como en todo, de pensar antes de hablar y de crear en nuestra mente un nuevo discurso positivo para ayudar a los niños a vivir el día a día con confianza y optimismo.