Ideas para tener un curso estupendo
El comienzo del curso escolar es un momento clave en el año tanto para los pequeños como para los más mayores. Es tiempo de volver a empezar -de la mejor manera posible- y de establecer pautas que favorezcan dinámicas adecuadas que permitan que el año pueda desarrollarse sobre las mejores bases, para que el curso pueda convertirse en una vivencia única y maravillosa y que tanto adultos como niños podamos vivirlo con ilusión sin angustias ni nervios.
En anteriores publicaciones de Cuida de Mí hablábamos sobre cómo establecer rutinas con los más pequeños -y los que ya no lo son tanto- y sobre la importancia de mantener una línea de comunicación adecuada con sus profesores. Hoy, a través de este artículo, queremos hablaros además de otros factores que consideramos clave para que todo pueda ir sobre ruedas.
La adolescencia, especialmente cuando los jóvenes son ya casi adultos, puede resultar una etapa desafiante. Tus “niños” ya no son el pequeño o la pequeña que eran y, aunque en muchas ocasiones piensen que no te necesitan, aún sigues siendo imprescindible en sus vidas. Por eso, nuestra primera recomendación para iniciar el curso de la mejor manera posible es fomentar la comunicación abierta ya que esta es esencial tanto a nivel escolar como personal. En estas edades, los adolescentes están formándose como adultos, razón por la que a veces los padres pueden percibir cierta distancia respecto de la relación que mantenían antes. Es necesario comprender que ahora necesitan más privacidad, autonomía, contacto con sus amigos y desarrollar sus propios intereses. Sin dejar de respetar esta etapa, será importante estar presente y preocuparse de su progreso, para evitar de esta forma que dicha distancia pueda impedirnos acompañarles en problemas o necesidades que puedan tener.
Compartir algún interés con ellos, alguna afición, momentos de ocio con algún gusto parecido -aunque sea ver una película- puede acercaros y permitirte conectar. Seguro que guardan celosamente esa intimidad que han ido ganando, pero si escuchas sin juzgar, seguramente se acostumbrarán a compartir sus cosas contigo. Siempre que les hagas saber que, al final, estés de acuerdo o no, vas a estar siempre ahí porque eres de su equipo de incondicionales.
Eso no quiere decir que se lo vayas a permitir todo. Aunque parezca mayor sigues teniendo en tu mano marcar unas normas de convivencia claras, unos objetivos para el curso, unos límites y eso incluye también las horas de tecnología y de velar porque no afecten a su desempeño académico ni social, así como a su integridad. También hacerse mayor significará que tendrás que darle más espacio y privacidad, que no tienes por qué saberlo todo, aunque que eso no te va a impedir poder poner sobre la mesa, eligiendo bien los momentos, los temas difíciles con toda la normalidad y honestidad posible.
Interésate por qué amigos tiene y asegúrate de que se siente cómodo con ellos, que no se siente presionado a hacer nada que no quiera. Los amigos se pueden cambiar, además tienen que estar a tu lado, apoyaros mutuamente… y eso es algo que tú le puedes enseñar para que así pueda tenerlo en cuenta y ser él o ella misma. Si crees que tiene amigos o amigas que nos les convienen, puedes señalárselo muy discretamente cuando él o ella hable sobre el tema, aprovechando que se pronuncia. Debes valorar según la situación y la relación con tu hijo, cuándo será más apropiado que se lo digas tú y cuando será mejor apoyarse en otras personas. Escoger el momento y la forma de decirlo es importante para evitar que se cierre en banda por una mal entendida lealtad a esos amigos.
En esta etapa está a un paso de tomar decisiones de adulto, de meterse en “el patio de los mayores” en el que tú ya llevas mucho tiempo, así que apóyale en todo lo que necesite. Escúchale y reconócele sus logros y resalta esas habilidades y cualidades que sabes que tiene. Resúmele esas cosas que se le han dado siempre bien para que vea que te lo imaginas en el futuro como adulto competente. Y deja que sea auténtico, que no sea lo que tú quieres que sea sino lo que es de verdad, con lo bueno y con lo malo. Porque al final lo que somos es lo que tenemos para jugar nuestra mejor partida en la vida.
Anímale a que escuche siempre su intuición, a que sea él mismo y fiel a sus valores, poco a poco irá descubriendo las cosas que le hacen sentir mejor y encontrando su camino.
No te pongas siempre como ejemplo o hazlo como ejemplo de acierto, pero también de errores cometidos. A partir de ahí, las decisiones son suyas y las consecuencias también. No podrás evitar que cometa errores, como persona que es, y tendrás que ver cómo lo hace en más de una ocasión en cosas que a ti te parecen obvias. Pero hazle saber que siempre estará ahí tu hombro para sostenerle cuando toque y levantarse otra vez, pues tu labor como madre o padre no se acaba con la infancia, pero si les has enseñado a ser independiente y autónomo habrás hecho un gran trabajo.