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La familia crece

Esperar un bebé es siempre un momento especial en la vida, en el que se despliegan una serie de dudas y de preocupaciones, naturales por otra parte, respecto a la salud de la mamá y del bebé, y también de tipo logístico por las necesidades materiales que surgirán, de roles por quién se ocupará de qué, cómo y cuándo y por todo el proceso de educación, transmisión de valores y de amor que comienza.

 

PAPÁS PRIMERIZOS, ¿LO HARÉ BIEN?

Los sentimientos que se despiertan cuando se espera el primer bebé son muchos y muy diversos. Dependen, por una parte, del carácter de los futuros padres y de su forma de afrontar las cosas y, por otra, de la herencia que les haya dejado su experiencia como hijos.

Las dudas más frecuentes que suelen aparecer son: ¿Seré capaz? ¿Lo haré bien? ¿Cometeré errores?

Todos los que somos padres y madres somos “padres y madres por primera vez” con el primer hijo. Como al aprender, tenemos que equivocarnos, rectificar, cambiar, superar los obstáculos…. Si pensamos mínimamente las cosas, somos coherentes con nuestros valores y ponemos cariño y ganas de aprender, eso es lo que cuenta. Lo que suele quedar en nosotros de nuestros mayores son los buenos momentos y los recuerdos significativos en los que nos sentimos queridos, valorados, comprendidos o consolados, y amando a un niño no vas a poder dejar de proporcionar esos instantes.

 

CONSEJOS BIENINTENCIONADOS

En todo caso, por mucho que puedas querer a tus padres o por el hecho de que alguien a quien conozcas haya tenido muchos hijos, escuchar sus consejos no significa que debas seguirlos. Si tienes dudas, está bien que preguntes a tu familia o que consultes con expertos, pero no dudes de ti, escucha a tu corazón y a tu sentido común. Asume que tú tienes la responsabilidad sobre tu hijo y que eso implica tomar tus propias decisiones ayudándole a que poco a poco, y según su desarrollo, el vaya asumiendo también las suyas.

 

LA PERFECCIÓN NO EXISTE

Por otro lado, esa preocupación por hacerlo bien, por saber quererle o por sentir “el instinto” pasará. Te equivocarás alguna vez, sí, pero también vas a conocer mejor que nadie a tu bebé. Resulta extraño que, de pronto, alguien que no existía en tu vida se haga un hueco tan extraordinario. Pero eso no significa que vayas a tener que dejar de ser tú o renunciar a todo. Poco a poco te irás adaptando a la nueva situación y el bebé y tú os iréis conociendo. No te sientas mal por necesitar horas de sueño y tiempo para ti… Aprovecha a quienes se ofrecieron para echarte una mano y acepta que en determinados momentos puedas necesitar ayuda.

 

LA FAMILIA CRECE

Ya tienes un hijo o una hija y viene el segundo… o quizás el tercero. Sabes lo que significa cuidar un bebé, sabes que lo has superado con nota y que parte de lo que viene ahora es territorio “más o menos” conocido. Más o menos porque cada niño es único desde que nace y seguro que te encontrarás con nuevas situaciones, dudas o peculiaridades.  Es un nuevo reto sí, pero también cuentas con las herramientas adecuadas y con la experiencia suficiente. Lo mejor es no angustiarse e ir viendo cada cosa a su tiempo, sabiendo, por supuesto, que cada noche sin dormir y todos esos pequeños “malos momentos” pasarán al verlo contento y feliz.

 

TIEMPO PARA TODOS

En estos casos quizás podemos recordar que, a pesar del revuelo que supone el primer mes -los primeros meses- de vida de un bebé, habrá que guardar espacio y tiempo para que “los que llegaron antes” no se sientan desplazados. Es normal e incluso emocionalmente entendible que sientan celos de vuestra total atención al recién llegado, aunque estos sentimientos suelen aparecer más tarde, cuando el bebé deja de dormir y comer y empieza a interactuar y a reclamar su espacio. Podéis implicar a vuestro hijo o hijos para ayudaros con los cuidados del bebé, para que lo sientan suyo y no lo vivan como una “competencia” sino como alguien con quien podrán ser muy felices compartiendo sus aventuras dentro de poco tiempo. No se trata de crear islas e ir atendiéndolas, sino de formar un gran equipo para que los mayores puedan seguir el ritmo que tenían antes y sientan que, con la nueva incorporación, todos ganáis.

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