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¿Por qué no se quiere disfrazar?

Hace unos meses tuvieron lugar las celebraciones de Carnaval y los colegios y las escuelas infantiles no dudaron en sumarse a la fiesta y a todo lo que esta conlleva: cambios en el vestuario del día a día de los niños y niñas y en su rutina. Pasacalles. Actuaciones… Y esto, que muchos esperan con ilusión, a otros no les gusta absolutamente nada.

¿Qué podemos hacer cuando no quieren disfrazarse? ¿Qué motivo puede haber ante dicha negativa?

Lo primero y más recomendable es no obligarles a hacerlo ni tratar convencerles si no se encuentran cómodos. Desdramatizar -disfrazarse no es ninguna necesidad vital- e intentar que la presión social no haga que para ellos se convierta en una imposición es fundamental. Permitámosles elegir. Respetemos y validemos sus decisiones porque esto será muy beneficioso para su propio bienestar -ahora y en el futuro- así como para un sano desarrollo de su autoestima.


En estas edades podemos encontrarnos con los dos extremos en cuanto a disfrazarse se refiere: adolescentes a los que les encanta y disfrutan como el que más y otros que se mueren de la vergüenza y prefieren no hacerlo. Ambas opciones plenamente respetables y legítimas.

Una alternativa si eligen no hacerlo puede ser prestar su ayuda colaborando en la confección de los disfraces, la escenografía o los accesorios para el pasacalle. Escogiendo la música. Ayudando en la coreografía. O incluso sacando fotos o grabando vídeos. Así sentirán que están participando de la fiesta y, además, podrán disfrutar del ambiente sin verse obligados a tener que caracterizarse. No a todo el mundo le gustar destacar y ser el centro de la acción y eso, ahora y siempre, habrá que respetarlo.

Al niño al que no le gustaba el Carnaval ahora ya es casi un adulto y, como cuando era pequeño, debemos de aceptar su decisión de no disfrazarse si eso es lo quiere.

Como comentábamos en los anteriores rangos de edad ir contracorriente es una forma de afianzar su personalidad y demostrar que tiene opiniones propias que puede hacer valer perfectamente. Y esto es algo a lo que va a tener que enfrentarse en muchas ocasiones cuando sea adulto, y en asuntos infinitamente más complicados.

Además, es posible que en alguna ocasión decida probar a disfrazarse y descubra que puede permitirse hacerlo una vez al año, rodeado de amigos y en ocasiones especiales. Y así, de paso, cambiar la percepción que puedan tener de él, si eso es algo que le preocupa, y que generalmente se vuelve fundamental durante la etapa de la adolescencia.

Aun así, y si sigue convencido de que disfrazarse no es lo suyo, tenemos que hacerle ver que no pasa nada por no querer hacerlo. Que el mundo no se va a hundir por ello y que lo importante y fundamental en cualquier caso es sentirse bien por dentro, con uno mismo y en cualquier situación, sin tener que verse arrastrado por lo que los demás hagan o por el qué dirán. Enseñémosles a validar sus propias decisiones y a construir una autoestima fuerte ahora, y durante la etapa adulta de la que pronto entrarán a formar parte, y tendrán mucho terreno ganado y camino recorrido.

De 0 a 3, de 3 a 6 y de 6 a 12 años
De 12 a 16 y de 16 a 18 años

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