¿Por qué a mi hijo se le dan mal las matemáticas?
Las matemáticas, desde siempre, han sido uno de los grandes “ogros” de la enseñanza. Sin embargo desde hace un tiempo están cobrando auge novedosos métodos que, afortunadamente, y poco a poco, van consiguiendo que el mito vaya diluyéndose.
Aun así sigue habiendo niños, niñas y también adultos con absoluta fobia a los números ¿A qué se debe? ¿Por qué se da ese bloqueo ante las matemáticas en algunas personas? Y, lo más importante… ¿Cómo puede superarse?
A esta edad los niños son auténticas esponjas, por eso si (como comentábamos en el anterior rango de edad) introducimos a las matemáticas la estimulación del juego con el que disfrutar aprendiendo: encajes y rompecabezas, juegos de ábaco para contar, enumeración de objetos -vagones, muñecos, piezas de frutas,…- a la vez que van descubriendo las matemáticas que les rodean en su día a día: en las matrículas de los coches, la numeración de los autobuses y los portales, los precios de las etiquetas en las tiendas,… -respondiendo a sus preguntas y alentando su curiosidad- esto hará que puedan interiorizarlas de forma natural y verlas como algo cotidiano y divertido.
Además cuando llegue el momento de aprenderlas en el colegio los docentes, con toda seguridad, contarán con una metodología muy diferente a la que se utilizaba en la enseñanza clásica que nosotros recibimos hace unas décadas, y que se enfocará en atraer su curiosidad y su interés para que puedan verlas como algo entretenido y habitual en su día a día.
Sin embargo, no todos los niños y niñas disfrutan por igual con las matemáticas, al igual que sucede con otras áreas como pueden ser la música, la plástica o los idiomas. Ante esto, la pregunta que debemos plantearnos es: ¿Podemos ser buenos en todo? La experiencia y el sentido común nos dicen que no. Al margen de unos pocos cerebros privilegiados, la mayoría de las personas tenemos áreas del conocimiento por las que nos sentimos más atraídos y capacitados y otras por las que no tanto o nada en absoluto. Y en eso se basa precisamente la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. En analizar diferentes aspectos de la inteligencia -hasta la hoy Gardner y sus colaboradores han identificado 12 tipos- y ver cómo estos se corresponden con los talentos humanos: lingüístico, abstracto, musical, interpersonal, reflexivo, motriz, artístico…
Ante esto, cabe decir que la educación está preparada para detectar los talentos y favorecer su potencial, así como para llegar a unos estándares en aquellas áreas en las que no destaquemos tanto. Es decir, los niveles de matemáticas están basados en lo que un niño o niña puede llegar alcanzar en cada curso escolar. Y así se lo tenemos que transmitir a los pequeños: “no te preocupes porque lo conseguirás.” Algunos niños tan solo necesitan más tiempo y práctica para aprender las matemáticas o de una ayuda extra para lograrlo pero, a menos que exista una dificultad de aprendizaje -y no tiene por qué- lo harán. Lo peor es que se ponga nerviosos y se bloqueen sin motivo o que afiancen el pensamiento de que no son buenos en eso. Si logramos que se relajen y les ponemos en perspectiva sobre sus capacidades, sin que exageren su incapacidad o la dificultad de la tarea, recordándoles todas veces que lo han hecho bien, aprenderán a superar esa frustración. Y eso es bueno no sólo para las matemáticas si no para la vida en general tanto ahora como en el futuro.