Vamos a tener un gran curso
Como cada mes de septiembre y con cada vuelta al cole ¿Suele invadirte la sensación de hacer borrón y cuenta nueva? ¿O la de volver otra vez a lo mismo de siempre? En esta publicación vamos a tratar de ofrecerte una inyección de energía y optimismo desde la planificación, para intentar corregir aquellos errores que hayamos podido cometer en el pasado; procurar llegar a tiempo en el día a día, y conseguir que los niños comiencen el curso no sólo con libros y material escolar nuevo sino con la ilusión de aprender y mejorar día a día. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y seguro que todo irá genial.
Aunque seguramente es pronto para muchos, en esta etapa se impone contar con una visión aproximada acerca de su proyecto de vida. No es que tengan que saber con certeza todo lo que van a hacer en el futuro pero sí comenzar a contar con una idea bastante clara de quiénes son y de hacia dónde quieren caminar.
Es cierto que muchos jóvenes -a esta edad- tienen las cosas muy claras y no necesitan “empujones” sino solo acompañamiento. Mientras que otros pueden tener dudas o incluso ni la menor idea de qué hacer. En estos casos concertar una visita con el orientador de su centro, donde él o ella estén también presentes, puede ser una maravillosa opción. Analizar sus puntos fuertes, su vocación y posibilidades; además de hacer visitas presenciales o virtuales a centros o a ferias puede hacer “saltar la chispa” que despierte en ellos alguna vocación o reacción positiva. También los profesores/tutores pueden ayudarte a ver sus posibilidades, a proyectar una imagen de él o ella que, junto con lo que tú sabes de su personalidad, os puedan dar pistas de hacia dónde avanzar.
Finalmente también está el grupo de chicos y chicas que no saben muy bien hacia dónde ir pero que más o menos tienen una idea que no se concretará hasta que vean sus propios resultados a final de curso o de un examen como la EVAU que les abre un mundo de posibilidades pero puede que les cierre otras.
En todo caso, concienciarles que en esta etapa se debe imponer la cultura del esfuerzo es fundamental ya que de ello dependerá su propio futuro formativo, así como laboral más adelante. Aprovecha para, desde principio, utilizar esto como aliciente de modo que se esfuercen por conseguir tanto como puedan, ya que unas décimas lo pueden cambiar todo. Eso sí, sin que al final si no lo consiguen puedan sentirse frustrados o incapaces de seguir adelante. Ellos NO son un resultado. Además, tienen derecho como todo el mundo a dudar e incluso a equivocarse y se les pide que tomen estas decisiones antes de que muchos hayan madurado para saberlo.
Paciencia, aunque a veces cueste, porque aquí no se acaba el mundo y hay trenes llegando a su estación a cada momento. No tengamos la sensación de dar todo por perdido o la presión -también la nuestra- acabará por hacer posible que incluso tiren la toalla.
Veámosles como personas que son un todo: con su carácter, sus habilidades, sus puntos fuertes y débiles. Con esa imagen, intentemos que se proyecten y se vean haciendo un determinado tipo de trabajo o en un determinado campo. Piensa que en cada sector encontramos muchos niveles interconectados en los que podrán probar y moverse o cambiar de rumbo si es necesario. La vida es muy larga, son muy jóvenes y no hay nada escrito. La mayor parte de las profesiones que dominarán el futuro aún están por inventarse… o quizás las inventen ellos, los jóvenes de ahora que serán adultos el día de mañana. Lo importante es que llegue a ese “clic” en el que sientan que es lo que quieren y pueden hacer y que se vuelquen al máximo.